Entonces fuimos a su cuarto, nos desvestimos casi con desespero, me lamió desde los labios hasta el ombligo, mi entrepierna era un manantial de jugos, deseaba, no, no deseaba, NECESITABA que me penetrara con dureza, que me hiciera estremecer de placer, necesitaba que me dominara y me hiciera sentir su puta sumisa, su cachorrita, su juguete, que se complaciera con mi cuerpo y al hacerlo saciara el fuego que consumía mi interior.
Así que nuestros cuerpos se unieron en una mezcla perfecta de dulzura y dominación.
Yo le rogaba que me tratara con un simple objeto de placer, y así lo hizo:
Sujeto mi cuello con firmeza pero sin riesgo a lastimarme, solo lo justo para demostrar su superioridad y poderío de macho dominante, mientras me penetraba fuerte y rápido;
-Toma puta, toma!
En un segundo mis gemidos de placer se convirtieron en gritos de satisfacción.
Cambiamos de posición, el se acostó y yo me acache encima de su sexo, me masturbe y tuve un squirting delicioso mojandolo todo, cuando me agache y me ensarte en su virilidad todo estaba atan mojado, tan terso, mi pequeño cofre de placer ya palpitaba, asi que plaf, plaf, dos pequeños sentones en esa verga deliciosa, y tuve un orgasmo largo, largo, mojado, sensual, de esos orgasmos que no sabes si te estas viniendo o desmayando.
Cuando me recuperé un poco, fuimos al baño, me agaché y el permaneció parado, un largo chorro de orina se deslizo por mi senos, y goteo por todo mi cuerpo, tengo que admitir que es una fantasía que puede agradar o desagradar pero hay que cumplir por lo menos una ves en la vida, en mi caso fue agradable y deseo repetirla.
Cuando el chorro cesó, se masturbó y ahora fue mi cara y boca que recibieron gustosas el chorro de semen delicioso y caliente.
Esta es mi fantasía, una de tantas, hecha realidad.
